Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en la gran https://agnesvpxo613599.imblogs.net/88147360/la-provocación-que-detonó-el-cabezazo-de-zidane